Octubre de 1998, viernes por la tarde, llegué de la escuela a mi casa y la mochila voló por los aires, ese día ya era libre. Así que corrí a mi cuarto, agarré el peso que tenía en mi cajón y me fui a las maquinitas, que en ese entonces eran tan populares. A jugar un rato, antes que venga del trabajo mamá.
Cambié mi peso por ocho fichas y me dirigí al juego de avanzar y pelear que tanto me gustaba, y nunca había terminado. Tenía fe que esta vez podía ser, iba a gastar todo en éste. Así que hice caso a la pantalla “insert coin”, elegí a mi personaje preferido, y comenzó la acción.